domingo, 24 de agosto de 2014

Festival do Castro




Con pouco máis de catro horas de sono durmidos, venme a mente aquel día de fai xa nove anos nos que unhos cantos veciños nos citaron a unhos cantos rapaces e non tan rapaces na que fora cámara agraria de Pantón para contarnos que querían recuperar o Festival do Castro. Aquel festival que no 1979 fixo que unha vila como Ferreira -na que se eras de aldea, falabas galego, eras socialista,nacionalista ou comunista xa te miraban mal- se sentase enteira como hippies no chan para ver a Fuxan os Ventos creando unha das estampas máis fermosa da cultura galega de todos os tempos.

Desquiciados mentais parcéronme cando o propuxeron. Pero non sei moi ben como, ao ano seguinte alí estabamos todos cunha camiseta azul ceo, como se dunha secta se tratase, rodeados de música e empanada.

Pasaron os anos, moitas caras novas se uniron o proxecto, outros botámonos a un lado. Básicamente no meu caso e no de outros porque estar na organización dalgo así, por pouco que fagas, conleva moitísimo tempo e forzas como nadie pode imaxinar. Caeron gobernos, bipartitos e subvencións, pero tirouse para adiante. Reitero, non sei como -sí que o sei-, tirouse para adiante sen perder nada de calidade nin de maxia. Mentres, as quechuas seguían crecendo debaixo das árbores ano a ano.

Onte ás catro da maña miraba para ó alrededor e vía xente de toda Galicia disfrutando do parque no que crecín, co Val de Lemos de fondo. Mirei para o escenario e vía voluntarios aguantando o sono e as ganas de festa. Miraba para a barra e veía voluntarios servindo durante horas sen cobrar un peso. Voluntarios todos, que non é que levaran doce horas seguidas currando, senon meses enteiros. Moitos deles meses antepoñendo o Festival a todo, antepoñendoo coma a maior das prioridades.

E eso é polo que me gusta tanto este festival. Non porque o teña o lado da casa, nin porque teña o tamaño xusto para non ser nin pequeno nin agobiante, nin polo bo rollo que hai, nin porque esté ca xente ca que aprendin a andar en bici de pequeno, nin polos concertos, nin pola festa. Senon porque cando vexo a xente currando como curra para que esto salga adiante doume conta que o Festi ten a capacidade única de sacar o mellor de cada un para poñelo o servizo de todos. Saca a boa persona que a peña leva dentro.

Desde aquí o meu homenaxe e admiración a todas as jefas e jefes, que co seu traballo e esforzo, fan posible esta animalada todos os anos.


E sobre todo aos que tuveron o valor no seu día de poñerse a resucitar o proxecto.




Ojalá que por moito tempo: Festival do Castro!!!









viernes, 27 de junio de 2014

El peor de los terrorismos: el de estado




Es simpático que muchos medios de comunicación queriendo cargarse a Pablo Iglesias lo único que estén haciendo es darle publicidad gratuita con sus declaraciones sobre que "ETA tiene un origen político" porque es una verdad como un templo. A ver si soy capaz de explicarme claramente para que los más estrechos de mente no interpreten que hago apología del terrorismo, porque mi intención es toda la contraria, y quien habla es demócrata convencido:

ETA nace en el contexto de una dictadura militar fascista que mandaba voluntarios a la II Guerra Mundial, que mandaba a españoles a campos de concentración Nazis, que asesinó hasta su último día con garrote vil, y en el que había que tener enchufe hasta para comprarte un utilitario como era el Fiat 600, y en el que los militares y guardia civiles analfabetos eran dioses. En este contexto tercemundista nace ETA, ganando un gran apoyo social en el País Vasco, al igual que nacen otras bandas terroristas en el resto de España. Pero por qué ganaron tanto apoyo social? porque el terrorismo en una dictadura es completamente legítimo, porque la propia dictadura era TERRORISMO DE ESTADO. Para mi quien en su día hubiese asesinado a un Carrero Blanco, a un Francisco Franco, o algún hijo de puta de similar calaña dentro del contexto de la dictadura (no en democracia, reitero) no es un terrorista: Es un héroe. Una persona digna de mi más profunda y sincera admiración. Una dictadura era, ha sido y será siempre una guerra constante.

Pero después con la llegada de la democracia, y el estado de derecho en el que todos tenemos voz y VOTO, el terrorismo no tiene sentido, ya no es legítimo, porque la soberanía popular ya tiene voz.

El problema es que por culpa del franquismo -terrorismo de estado que ganó una guerra gracias a los Nazis y al Fascio italiano repito- nació una banda terrorista que consigió un apoyo popular bestial -lógico-, al final llena de locos -además de los que ya tenía antes-, y que desembocó en las sangrías que todos los españoles tuvimos que sufrir, que desembocó en los atentados a demócratas que todos conocemos y que son completamente intolerables.

Esta distinción entre un tipo de terrorismo y otro, en una etapa y otra, es completamente fundamental porque en caso contrario ESTARÍAMOS PONIENDO AL MISMO NIVEL a una víctima como Carrera Blanco (que desde mi punto de vista fue asesinado de una manera demasiado pacífica para lo que realmente se merecía cualquier colaborador del Régimen Franquista) y las victimas de Hipercor.

Y eso sí que sería un auténtico atentado, una auténtica ofensa a las víctimas del terrorismo, y un auténtico atentado a la democracia.


lunes, 24 de marzo de 2014

A la mémoire des combattants espagnols




Súarez fue un gran presidente, por no decir uno de los mejores que ha tenido y tendrá España. Y me parece, y lo digo en serio, una persona noble, respetable,coherente y con sentido de estado. Más de lo que se puede decir de muchos de los políticos de hoy en día. Y siento su muerte y ojalá descanse en paz.

Pero por mucho que él hiciese (que no lo infravaloro y fue pieza fundamental) aquí la democracia no la ha traido ni un monarca puesto a dedo por un militar sádico llamado Franco, ni el mismo Suárez que en su día juró sobre la Biblia los valores del "Movimiento Nacional" -fascista- como si fuese lo más normal del mundo apoyar a un gobierno terrorista que hasta su fin último siguío matando a la gente con el garrote vil. (Lo de que te sientan en una silla y te tronzan el cuello con unas tenazas oxidadas).

Aquí la democracia se la trajeron y se la ganaron los héroes que la defendieron en su día, hasta con su vida, empezando por el que fue alcalde de Ourense Manuel Suárez y otros muchísimos anónimos y no tan anónimos. Esos héroes de los cuales muchos en pleno siglo XXI siguen enterrados en cunetas como perros a la espera de Justicia. Y eso que nosotros ahora vamos de super modernos, super demócratas, y super europeos.

Aquí la democracia se la ganaron todos los pobres muertos de hambre que por Hendaya se marcharon a ganarse el pan, a escapar de la más detestable miseria, y a mandar dinero a todos aquellos que se quedaron.

Aquí la democracia se la ganaron todos los españoles que fueron deportados a campos de exterminio nazis en Alemania. Todos los que murieron construyendo obras públicas como esclavos en el sentido literal de la palabra.

Aquí la democracia se la ganaron los sindicalistas,los obrereretes que incluso hasta asesinaron como los de Granada, los curas que verdaderamente era curas y defendieron a los débiles, los estudiantes, los españoles que se organizaron en movimientos políticos, los españoles que recibieron hostias hasta en el carnet de identidad. Los españoles que se los llevaron de su casa para comisaría y no volvieron más.

Aquí la democracia no la trajo nadie, aquí la democracia costó lágrimas y sangre.
Ese es el espiritu de la democracia. Y tiene cojones, que a 2014, todavía dudemos de que esos fueron los que realmente se merecen un monumento en honor a la democracia.

A esos, a esos había que dedicarle Barajas.









martes, 18 de marzo de 2014

Qué les queda por probar a los jóvenes?


 
"" ¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿Sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?

También les queda no decir amén,
no dejar que les maten el amor,
recuperar el habla y la utopía,
ser jóvenes sin prisa y con memoria,
situarse en una historia que es la suya,
no convertirse en viejos prematuros.




¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿Cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?

Les queda respirar, abrir los ojos,
descubrir las raíces del horror,
inventar paz, así sea a ponchazos,
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos,
y con el sentimiento y con la muerte,
esa loca de atar y desatar.





¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿Vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?

También les queda discutir con Dios,
tanto si existe como si no existe,
tender manos que ayudan, abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno.

Sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines del pasado
y los sabios granujas del presente. ""





Mario Benedetti










martes, 25 de febrero de 2014

Che fai sospirà


Y a veces, al cerrar los ojos, qué dificil resulta pensar que mañana cuando los abra no voy a ver las calles empedradas de Roma.

Que no voy a ver sus fachadas de color amarillo y salmón cubiertas de enredaderas, sus contras de madera. Que no voy a respirar su contaminación, su caos, su sol, su color, su olor a aceite de oliva, su elegancia, su idioma. Que no voy a pasar por delante del Colosseo, como quien pasa por delante de algo que ya forma parte de uno mismo.

Que no voy a desayunar un capuccino mientras leo La Repubblica. Que no voy a esquivar, justo antes de mi muerte, un autobús destartalado mientras un carabinieri que parece salido de una película de los 60's le grita "aoh non vedi!!?". Que no voy a escuchar la voz del metro diciendo "San Giovanni, uscita lato destro"

Que no podré dedicarme a contar Cinquecentos, Alfas, a tomar café que sabe a café, a ver italianas comiendo helados que saben a fruta fresca. Que no podré dedicarme a pasear sin rumbo por las calles con más historia del planeta tierra, a pasmar delante de obras cumbre del barroco mundial.

Que no voy a estar junto las ruinas, que aun hoy, son el centro del mundo.

Dicen que a Roma no la hemos elegido, que ella nos eligió a nosotros. Lo único cierto es que si no tienes idea de volver más veces, nunca vayas por vez primera allí, porque si vas, tendrás que volver.


 

Buona notte.









miércoles, 19 de febrero de 2014

Público



Todos las etapas históricas tienen sus cosas buenas y malas. Diferenciarlas es clave para nuestro progreso. 
De la etapa más triste del siglo XX me quedo con el hecho de que hasta los más rancios tenían claro que ciertos servicios tenían que ser gestionados según el interés público y no según intereses privados mal llamados "eficiencia".
Que ciertas empresas debían ser un referente en cuanto a condiciones laborales, y no en cuanto a esclavitud.





miércoles, 29 de enero de 2014

Italia según Traveler.es




"" EL GUSTO POR LA TRADICIÓN:
En una de sus maravillosas contradicciones, Italia adora la modernidad, el último grito, lo más trendy, y a la vez venera y mantiene los oficios tradicionales. Sobreviven con lozanía los artesanos, las empresas familiares, el amor por las tradiciones y las cosas bien hechas, desde en un panificciohasta en un taller de guantes. Será que en realidad ambas cosas no son una contradicción.




LA IMAGINACIÓN:
 
Son capaces de levantar la cúpula del Duomo de Florencia y también de rodar el final de Milagro en MilánEl país sigue funcionando aunque caigan los gobiernos y se desmoronen los partidos. Adoran la cultura, tienen un patrimonio artístico de los más importantes del mundo -sino el que más- y logran que no les condicione a la hora de seguir avanzando. Definitivamente, hay algo en el carácter italiano sentimental y fantasioso.





EL DISEÑO:
Decir “diseño” y que te asome “italiano” a la lengua es un poco como decir “marco” y que aparezca “incomparable”. Se lo han ganado. Muebles, coches, moda, elegancia e imaginación. Amor por el detalle y las cosas bien hechas en blancas oficinas ultramodernas llenas de gente con gafas de colores y trajes cortados a mano.""


Artículo completo:   20 motivos para dejarlo todo e irte a Italia







lunes, 27 de enero de 2014

El PSOE y la izquierda.



Soy militante de las Juventudes Socialistas de España porque creo que hay dos modos de cambiar la realidad: una desde el día a día de la calle y de nuestras vidas, y otro a través de la política y las instituciones.

A través de la política he considerado, no sé si bien o mal, que el mejor modo es a través de esta organización, y por tanto del PSOE. El partido, que aunque a muchos no les guste admitirlo, ha modernizado España en sus muchos y esenciales años de gobierno. El partido que ha desarrollado en leyes todos los principios sociales que contiene nuestra ambigua Constitución. El único partido que ha sido capaz de hacer frente a la derecha ganándole, sin pegar tiros y en urnas, en los últimos cuarenta años. El único partido que puede, a día de hoy, hacerle frente a lo más rancio de España. Ahora y en el futuro.


 

Pero pese a ello soy consciente de que no es un partido perfecto,que hay todavía mucho que trabajar por mejorarlo, que hay demasiados sinvergüenzas y trepas entre sus filas, y que todavía tiene que ser más democrático. Y que como todos los partidos con poder está todavía muy expuesto -demasiado expuesto- a la corrupción, a los parásitos, y al poder empresarial. Aunque cuidado, no todo dentro de él es malo como algunos nos quieren hacer ver, y eso bien lo sabemos todos. No hagamos de los defectos un todo.

Y también soy consciente que muchas personas, tan demócratas y de izquierdas como yo, prefieren militar en otro partido antes que en éste. Yo creo que están equivocadas (o igual el equivocado soy yo obviamente). Pese a esto, a estas personas, siempre y cuando sean racionales, de izquierdas y demócratas, nunca las pondré consideran enemigas políticas. Y quien las considere enemigas podrá ser militante del PSOE, sí. Pero nunca podrá ser socialista.




(Buona notte)













martes, 14 de enero de 2014

Javier Marías



"" Yo ya no sé si, entre el grueso de la población, muchos se acuerdan de cómo nos regimos, ni de por qué. Cuando se decide convivir en comunidad y en paz, se produce, tácitamente o no, lo que suele conocerse como “contrato o pacto social”. No es cuestión de remontarse aquí a Hobbes ni a Locke ni a Rousseau, menos aún a los sofistas griegos. Se trata de ver y recordar a qué hemos renunciado voluntariamente cada uno, y a cambio de qué. Los ciudadanos deponen parte de su libertad de acción individual; abjuran de la ley del más fuerte, que nos llevaría a miniguerras constantes y particulares, o incluso colectivas; se abstienen de la acumulación indiscriminada de bienes basada en el mero poder de adquirirlos y en el abuso de éste; evitan el monopolio y el oligopolio; se dotan de leyes que ponen límites a las ansias de riqueza de unos pocos que empobrecen al conjunto y ahondan las desigualdades. Se comprometen a una serie de deberes, a refrenarse, a no avasallar, a respetar a las minorías y a los más desafortunados. Se desprenden de buena parte de sus ganancias legítimas y la entregan, en forma de impuestos, al Estado, representado transitoriamente por cada Gobierno elegido (hablamos, claro está, de regímenes democráticos). Por supuesto, dejan de lado su afán de venganza y depositan en los jueces la tarea de impartir justicia, de castigar los crímenes y delitos del tipo que sean: los asesinatos y las violaciones, pero también las estafas, el latrocinio, la malversación del dinero público e incluso el despilfarro injustificado.


A cambio de todo esto, a cambio de organizarse delegando en el Estado –es decir, en el Gobierno de turno–, éste se compromete a otorgar a los ciudadanos una serie de libertades y derechos, protección y justicia. Más concretamente, en nuestros tiempos y sociedades, educación y sanidad públicas, Ejército y policía públicos, jueces imparciales e independientes del poder político, libertad de opinión, de expresión y de prensa, libertad religiosa (también para ser ateo). Nuestro Estado acuerda no ser totalitario ni despótico, no intervenir en todos los órdenes y aspectos ni regularlos todos, no inmiscuirse en la vida privada de las personas ni en sus decisiones; pero también –es un equilibrio delicado– poner barreras a la capacidad de dominación de los más ricos y fuertes, impedir que el poder efectivo se concentre en unas pocas manos, o que quien posee un imperio mediático sea también Primer Ministro, como ha sucedido durante años con Berlusconi en Italia. Son sólo unos pocos ejemplos.


Lo cierto es que nuestro actual Gobierno del PP y de Rajoy, en sólo dos años, ha hecho trizas el contrato social. Si se privatizan la sanidad y la educación (con escaso disimulo), y resulta que el dinero destinado por la población a eso no va a parar a eso, sino que ésta debe pagar dos o tres veces sus tratamientos y medicinas, así como abonar unas tasas universitarias prohibitivas; si se tiende a privatizar el Ejército y la policía, y nos van a poder detener vigilantes de empresas privadas que no obedecerán al Gobierno, sino a sus jefes; si el Estado obliga a dar a luz a una criatura con malformaciones tan graves que la condenarán a una existencia de sufrimiento y de costosísima asistencia médica permanente, pero al mismo tiempo se desentiende de esa criatura en cuanto haya nacido (la “ayuda a los dependientes” se acabó con la llegada de Rajoy y Montoro); es decir, va a “proteger” al feto pero no al niño ni al adulto en que aquél se convertirá con el tiempo; si las carreteras están abandonadas; si se suben los impuestos sin cesar, directos e indirectos, y los salarios se congelan o bajan; si los bancos rescatados con el dinero de todos niegan los créditos a las pequeñas y medianas empresas; si además la Fiscalía Anticorrupción debería cambiar de una vez su nombre y llamarse Procorrupción, y los fiscales y jueces obedecen cada día más a los gobernantes, y no hay casi corrupto ni ladrón político castigado; si se nos coarta el derecho a la protesta y la crítica y se nos multa demencialmente por ejercerlo …


Llega un momento en el que no queda razón alguna para que los ciudadanos sigamos cumpliendo nuestra parte del pacto o contrato. Si el Estado es “adelgazado” –esto es, privatizado–, ¿por qué he de pagarle un sueldo al Presidente del Gobierno, y de ahí para abajo? ¿Por qué he de obedecer a unos vigilantes privados con los que yo no he firmado acuerdo? ¿Por qué unos soldados mercenarios habrían de acatar órdenes del Rey, máximo jefe del Ejército? ¿Por qué he de pagar impuestos a quien ha incumplido su parte del trato y no me proporciona, a cambio de ellos, ni sanidad ni educación ni investigación ni cultura ni seguridad directa ni carreteras en buen estado ni justicia justa, que son el motivo por el que se los he entregado? ¿Por qué este Gobierno delega o vende sus competencias al sector privado y a la vez me pone mil trabas para crear una empresa? ¿Por qué me prohíbe cada vez más cosas, si es “liberal”, según proclama? ¿Por qué me aumenta los impuestos a voluntad, si desiste de sus obligaciones? ¿Por qué cercena mis derechos e incrementa mis deberes, si tiene como política hacer continua dejación de sus funciones? ¿Por qué pretende ser “Estado” si lo que quiere es cargárselo? Hemos llegado a un punto en el que la “desobediencia civil” (otro viejo concepto que demasiados ignoran, quizá habrá que hablar de él otro día) está justificada. Si este Gobierno ha roto el contrato social, y la baraja, los ciudadanos no tenemos por qué respetarlo, ni que intentar seguir jugando. ""