lunes, 24 de marzo de 2014

A la mémoire des combattants espagnols




Súarez fue un gran presidente, por no decir uno de los mejores que ha tenido y tendrá España. Y me parece, y lo digo en serio, una persona noble, respetable,coherente y con sentido de estado. Más de lo que se puede decir de muchos de los políticos de hoy en día. Y siento su muerte y ojalá descanse en paz.

Pero por mucho que él hiciese (que no lo infravaloro y fue pieza fundamental) aquí la democracia no la ha traido ni un monarca puesto a dedo por un militar sádico llamado Franco, ni el mismo Suárez que en su día juró sobre la Biblia los valores del "Movimiento Nacional" -fascista- como si fuese lo más normal del mundo apoyar a un gobierno terrorista que hasta su fin último siguío matando a la gente con el garrote vil. (Lo de que te sientan en una silla y te tronzan el cuello con unas tenazas oxidadas).

Aquí la democracia se la trajeron y se la ganaron los héroes que la defendieron en su día, hasta con su vida, empezando por el que fue alcalde de Ourense Manuel Suárez y otros muchísimos anónimos y no tan anónimos. Esos héroes de los cuales muchos en pleno siglo XXI siguen enterrados en cunetas como perros a la espera de Justicia. Y eso que nosotros ahora vamos de super modernos, super demócratas, y super europeos.

Aquí la democracia se la ganaron todos los pobres muertos de hambre que por Hendaya se marcharon a ganarse el pan, a escapar de la más detestable miseria, y a mandar dinero a todos aquellos que se quedaron.

Aquí la democracia se la ganaron todos los españoles que fueron deportados a campos de exterminio nazis en Alemania. Todos los que murieron construyendo obras públicas como esclavos en el sentido literal de la palabra.

Aquí la democracia se la ganaron los sindicalistas,los obrereretes que incluso hasta asesinaron como los de Granada, los curas que verdaderamente era curas y defendieron a los débiles, los estudiantes, los españoles que se organizaron en movimientos políticos, los españoles que recibieron hostias hasta en el carnet de identidad. Los españoles que se los llevaron de su casa para comisaría y no volvieron más.

Aquí la democracia no la trajo nadie, aquí la democracia costó lágrimas y sangre.
Ese es el espiritu de la democracia. Y tiene cojones, que a 2014, todavía dudemos de que esos fueron los que realmente se merecen un monumento en honor a la democracia.

A esos, a esos había que dedicarle Barajas.









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