miércoles, 28 de agosto de 2013

Julio Cortázar



"" De Salamanca nos largamos nada menos que a Santiago de Compostela, deliciosa ciudad donde comimos unos pulpos gloriosos. ¿Te acuerdas del Pórtico de la Gloria en la catedral? Y los soportales, las plazas por la noche, ese tono tan distinto de Galicia. Creo que para mí, el gran descubrimiento (por inesperado), fue el paisaje.´Cuando volvíamos de Santiago a León, el tren anduvo toda la tarde junto al río Miño. Pegado a las ventanillas, no podía creer que eso fuera verdad. Comprendí de golpe la poesía galaico-portuguesa, esa presencia del verde, de los ríos, de la égloga. Orense, Redondela, las rías, los viñedos infinitos con las cepas apuntaladas por sostenes de granito, como pequeños dólmenes que brillan en el verde. Me he prometido,si alguna vez tengo una “deux chevaux”, llevarla a Aurora a Galicia, instalar cuarteles de primavera en Redondela, y dedicarme a los paseos, a la pesca, y a herborizar como Rousseau. Pienso que la falta de propaganda me ha embellecido el paisaje; uno está un poco harto de oír hablar con grandes aspavientos de las vegas andaluzas, que son muy hermosas sin duda, pero menos, mucho menos que el paisaje gallego. Y el Miño es un río como he visto pocos. ""


Julio Cortázar








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